Desde que el pasado mes de julio los
yihadistas del autodenominado Estado Islámico comenzaran a pintar en las casas
e iglesias cristianas de Mosul la “n” en árabe de “nazarenos”, como ya hicieran
los nazis con el pueblo judío, la pasividad e inacción de los gobiernos
occidentales y de las organizaciones internacionales ha hecho, nuevamente, que
la historia del holocausto se repita.
Así, de ser
marcados por practicar una religión distinta, hoy, en pleno siglo XXI, los
cristianos de Iraq son crucificados, los niños decapitados en las plazas
públicas y sus cabezas expuestas clavadas en las vallas de los parques, las
mujeres y niñas violadas y convertidas en esclavas o vendidas por los miembros
de Estado Islámico.
Como
consecuencia de esta matanza, la mayoría de la población, el 95%, ha huido de
la zona donde se producen las hostilidades; una escapatoria temporal, porque
los fundamentalistas siguen avanzando, ocupando pueblos y ciudades y aumentando
los crímenes. Los que no han podido huir y no han sido asesinados, un 5%, se ha
convertido al Islam como forma de salvar sus vidas, aunque tampoco es una
garantía. Lo que está produciendo un desastre humanitario sin precedentes.
De los 1,5
millones de cristianos que había en Irak en 2003, hoy apenas superan los
400.000, y si se les sigue dando la espalda, en pocos meses podrían ser
exterminados, literalmente.
Ante estos
gravísimos hechos y la pasividad de los gobiernos occidentales y las
organizaciones internacionales, la Orden Católica de los Caballeros del Temple
de Jerusalem (OCCTJ) nos dirigimos inmediatamente al presidente del Gobierno de
España, Mariano Rajoy Brey, y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel
Durão Barroso, para exigirles una rápida y decidida actuación para parar
el genocidio contra los cristianos de Iraq.
Es por ello
que la OCCTJ a principios de Agosto, haciéndose eco del sentir de miles de
españoles, solicitamos formalmente a Rajoy y a Durão que al igual que han hecho
los ministros franceses de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, y de Interior,
Bernard Cazeneuve, por parte de España y del resto de los países europeos se
ofrezca asilo urgente para los perseguidos y más en concreto a Rajoy, que
España lleve cuantas iniciativas sean necesarias ante la Unión Europea para que
se movilice ayudando y facilitando el asilo a los cristianos iraquíes que así
lo soliciten.
Ninguna
nación libre que base su constitución y sus leyes en los principios
fundamentales de la libertad y los derechos de las personas, puede permitirse
permanecer con pasividad ante estos crímenes contra la humanidad.